Por Pablo de Lora

¿Qué razones puede haber para no firmar el manifiesto? ¿Por qué (me) pueden pesar para no firmarlo?

 

Un nutrido grupo de académicos pertenecientes a las ciencias sociales han puesto en circulación – y con gran éxito mediático- un manifiesto en el que públicamente se comprometen a “no participar como ponente en ningún evento académico o mesa redonda de más de dos ponentes donde no haya al menos una mujer en calidad de experta”. El conocido periodista económico Joaquín Estefanía ha sido uno de los primeros en cumplir su compromiso, lo cual ha generado la correspondiente ola de simpatía y aplauso.

Uno firmaría sin dudar un compromiso público semejante en relación con los eventos académicos donde se discrimina a las mujeres. ¿Ocurre tal cosa cuando en un panel de tres no hay ninguna mujer? La respuesta es simple: no. Por varias razones:

a) Primero porque la organizadora ha podido querer contar con los mayores expertos en un tema y, teniendo que seleccionar tres, una mujer no está entre ellos. Si yo tuviera el privilegio de montar una mesa redonda con los tres mejores filósofos del Derecho que escriben en español una mujer no estaría entre ellos (podría decir los nombres y apellidos pero no los quiero comprometer). Si tuviera que componer el mejor debate posible sobre el criterio de muerte encefálica como determinación del fallecimiento humano tampoco (y aquí sí me atrevo: serían James Bernat, Robert Truog y Sam Shemie). En cambio, si la mesa redonda versara sobre la ética de la guerra tendrían que estar sin dudarlo las profesoras Cécile Fabre (Oxford) y Frances Kamm (Harvard) pero no podría faltar Jeff McMahan (Oxford).

No, los puros números no expresan discriminación si de asignación de puestos por méritos o excelencia hablamos (otra cosa es si son otros los criterios asignativos) de la misma manera que, a mi juicio, en la reciente jornada sobre “La libertad de autodeterminación en las relaciones familiares y sus límites como desafío del siglo XXI en España y América” celebrada en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación el 18 de mayo no hay reproche alguno que hacer aunque de 8 ponentes sólo había un hombre. Y es que me consta que en el ánimo de la organizadora, una profesora de Derecho Civil, sólo ha reinado el pulcro criterio de escoger excelentes ponentes que propicien intercambios académicos fructíferos. Repárese en que la sesión fue inaugurada por la decana de la Facultad de Derecho de la UAM (mujer); clausurada por la directora del Departamento de Derecho Privado (mujer) y todas las mesas y conferencias fueron moderadas por profesoras.

b) Porque ha sido imposible por razones de agenda que las mujeres que fueron contactadas en calidad de expertas hayan podido acudir. ¿Quién soy yo como invitado para ponérselo aún más difícil a quien tiene la gentileza de invitarme y acogerme con mi negativa a intervenir?

c) Porque de lo que se trata es precisamente de enfrentar a dos o más individuos que se han señalado sobre una polémica y que coinciden en su sexo. Si se decidiera organizar una mesa redonda sobre la crisis bancaria española de la última década desde la perspectiva de quienes fueron gobernadores del Banco de España, ¿qué haría Joaquín Estefanía si fuera invitado como moderador?

En sus FAQs los promotores señalan que

“se trata de un compromiso individual en el que no se recoge de manera taxativa toda la casuística posible. Existe, por lo tanto, un margen de discrecionalidad en su aplicación. Algunos firmantes pondrán el listón más alto que otros, a partir del consenso de mínimos, o lo extenderán a ámbitos distintos del estrictamente académico. Otros firmantes respetarán el compromiso en su literalidad. Ambas interpretaciones son correctas”.

Pero esta, creo, no es mi duda corrosiva  – la de si debo incluso extender mi compromiso a esos otros ámbitos -. Si con la mención de no recogerse “de manera taxativa toda la casuística posible” se engloban los anteriores escenarios como excepciones a ese compromiso tan robusto y altisonante, me animaría a firmarlo, pero tal y como está redactado y presentado el manifiesto con ese brochazo cuantitativo tan grueso y tan poco matizado, me vencen las dudas por las razones antes explicitadas.


Foto, Walk the line, @thefromthetree