Por Sebastián Albella*

 

No tenéis ni idea de hacia dónde os llevará la vida, pero estad abiertos a lo que venga y sed optimistas… os deparará experiencias vitales y profesionales apasionantes.

Tengo un amigo al que le gusta recordar una secuencia que se repetía en una serie televisiva estupenda y muy pionera de los ochenta, Canción triste de Hill Street. La serie reflejaba la vida de una comisaría de una gran ciudad norteamericana no identificada. El sargento, cada mañana, reunido con 15 o 20 agentes uniformados, hacía repaso de las patrullas y demás tareas del día, las asignaba y siempre concluía, antes de que la reunión se disolviera, con un «tened cuidado ahí fuera» («lets be careful out there»). Sí, hay que tener un poco de cuidado ahí fuera, donde os disponéis a salir, pero sed optimistas, no tengáis miedo. Como a los galos de Astérix, vuestro único temor ha de ser que el cielo caiga sobre vuestras cabezas… (lo que, por cierto, es bastante improbable).

Cuando preparaba esta intervención tuve claro que podía ser una buena oportunidad para daros algunos consejos que creo pueden seros de utilidad pensando en vuestros primeros años de carrera profesional. Se trata de cosas que he repetido y repetido a los jóvenes abogados, muchos, con los que trabajé antes de llegar a la CNMV, durante casi 25 años. En general, consejos que os pueden parecer algo prácticos o de andar por casa, pero que estoy convencido de que tienen valor.

El primero es que no hagáis nada que no entendáis. Y que, si no entendéis algo de lo que se os pide que hagáis, o si tenéis alguna duda sobre si es lo correcto, técnica o moralmente, lo digáis y preguntéis hasta tener todo claro. Durante los primeros años de vuestra actividad profesional el componente de formación va a seguir siendo clave y no hay nada más formativo, nada que contribuya más a la maduración profesional, creedme, que la obsesión por entender lo que uno está haciendo, el porqué y las implicaciones de lo que uno hace. Me viene a la memoria el caso de un joven abogado que inicialmente no destacaba ni por sus conocimientos ni por su agudeza pero que era especialmente tenaz e insistente, preguntando y preguntando y poniendo en duda el sentido de las instrucciones que recibía. La verdad es que era un poco pesado, pero lo hacía con gracia. Es uno de los abogados a los que yo he visto progresar más fulgurantemente en términos de excelencia profesional en toda mi carrera.

Un segundo consejo es que seáis meticulosos, que seáis meticulosos cuando estudiéis o trabajéis en algún asunto o proyecto. De nuevo se trata de algo muy importante en términos de formación y que además contribuye a la calidad del trabajo o actividad profesional. La atención al detalle nos permite entender todo mejor, de modo más completo, y marca la diferencia. Os confieso que, muchas veces, cuando daba este consejo lo hacía también pensando en mí mismo. Los  profesionales veteranos, tenemos derecho a no estar en el detalle, a centrarnos en el enfoque general y en lo fundamental, pero ello sólo nos es posible si los miembros más jóvenes del equipo trabajan con meticulosidad y aseguran el control de todos los ángulos.

Llevamos pues, dos consejos: no hagáis nada que no entendáis y sed meticulosos. Ambos muy importantes.

Ahí va el tercero: esforzaos especialmente en la escritura, en las “writing skills”. Esforzaos en que lo que escribáis, informes, memorándums, emails, esté redactado de un modo claro; en utilizar frases cortas; en quitar las palabras que no sean necesarias; en ir al grano. Poneos siempre al escribir en la posición de quien va a leer lo que estáis escribiendo. ¿Lo entenderá?, ¿le será fácil leerlo?, ¿le causará un impacto acorde con el objetivo perseguido y una impresión favorable con respecto al despacho o la empresa y con respecto a mí? Es importante que durante los primeros años de vuestra actividad profesional tengáis este tema de la escritura como una prioridad, incluso como una obsesión.

Al principio no os preocupéis demasiado por el dinero. Lo prioritario es el entorno en el que vais a estar y vuestra formación y progreso como profesionales. Esto es compatible con que a partir de cierto momento el nivel retributivo sea también importante para ir marcando hitos en la propia carrera y para emitir la señal correspondiente. Pero, de verdad, tened confianza. Los profesionales valiosos y entregados progresan, y por supuesto también progresan desde el punto de vista económico.

Otra cuestión a la que quiero hacer referencia es lo que un amigo mío –curiosamente el mismo de lo de la Canción Triste de Hill Street, es bueno tener amigos inteligentes- llama “inteligencia espacial”: la habilidad de estar orientado en cuanto a dónde está uno en relación con los demás en cada momento. Por utilizar una expresión coloquial, hay que “coger el punto”, tener sensibilidad para, por ejemplo, saber cuándo uno puede o debe intervenir en una reunión con clientes a la que asiste acompañando de un compañero más senior o de quien lidera el equipo. Una cuestión delicada pero sobre la que tenéis que reflexionar. Normalmente en una primera fase es mejor pasarse de prudente, pero muchas veces es bueno y apropiado intervenir con gracia para hacer aportaciones inteligentes o llamar la atención sobre algún aspecto relevante que está siendo obviado. Se trata, en última instancia, de cuestiones de inteligencia emocional, una capacidad en gran medida innata pero que también cabe mejorar analizando y pensando sobre las situaciones y hablando con los compañeros más veteranos.

Esa inteligencia espacial tiene que ser compatible con una actitud asertiva. En la vida hay que ser proactivo, hay que vender. Siempre me ha parecido bastante lamentable aquello de que “lo importante es pasar desapercibido” o de que no hay que presentarse voluntario, algo que en algún momento -afortunadamente creo que ya no- ha formado parte de la cultura popular de nuestro país. Siempre me ha parecido algo propio de un ambiente rancio y de posguerra. Sed proactivos, presentaos voluntarios, especialmente para los trabajos que otros rechazan. Vended. En la vida hay que vender, hay que moverse. Os reconozco que para mí, como buen valenciano, esto no ha sido nunca un problema mayor. Siempre me ha gustado vender y creo que ello se ha notado incluso estos años en que estoy en la CNMV, en los que hemos estado muy activos, por ejemplo, tratando de atraer entidades financieras que estuvieran considerando relocalizar parte de su negocio a países de la Unión Europea con ocasión del Brexit y en general, tratando de contribuir a promover el desarrollo y competitividad de los mercados financieros españoles. Por supuesto recordando siempre que nuestra función primordial y nuestra prioridad, lo que realmente justifica a la CNMV, es la supervisión.

Un consejo más, también bastante práctico o pedestre: tened curiosidad, interesaos por quién es quién, por cuáles son las firmas o empresas protagonistas en el sector en el que estéis y en aquellos con los que tengáis relación; leed la prensa económica, tratad de estar interesados por las novedades, normativas o de otro tipo… Al final actuamos sobre una realidad compleja y es bueno estar familiarizado con sus distintos ángulos, estar orientado.

Y añado una reflexión o consejo de más alcance. A lo largo de mis más de 10 años como senior partner en España de Linklaters, como sabéis uno de los despachos de abogados internacionales de más prestigio, una gran organización, participé en varias ocasiones en cursos de management de varios días de duración impartidos en Londres por profesores de Harvard. Mi sorpresa fue que esos cursos siempre estaban centrados en las relaciones humanas, en cómo motivar a la gente, en cómo crear y mantener un ambiente sano y positivo en la firma.

Al final, las firmas de servicios profesionales y en general todas las empresas son organizaciones de personas, personas que sienten, que son sensibles al trato que reciben, que necesitan sentirse valoradas y apreciadas, para las que es importante percibir que quienes las lideran son gente íntegra y que tienen muy en cuenta las preocupaciones y aspiraciones de todos los que contribuyen con su trabajo al éxito de la organización.

Tenedlo presente desde el primer día, tratad de trabajar con espíritu alegre y positivo y teniendo muy en cuenta, y respetando, la sensibilidad de vuestros compañeros.

Y sed generosos, elogiad lo que os parezca que está bien hecho, incluso si solo está medianamente bien, e incluido el caso de que lo hayan hecho vuestros jefes, que también tienen su corazoncito.

Y concluyo con una petición. Como decía al principio, estáis dejando la universidad y vais a iniciar vuestra vida profesional, y a partir de este momento pasáis a ser corresponsables de la calidad, buena marcha y progreso de nuestra sociedad. Necesitamos nuevas generaciones comprometidas con los valores cívicos, que son los de nuestra Constitución, y en definitiva, comprometidas con el futuro de España.

Contamos con vosotros.


* Este texto constituye un extracto del Discurso con ocasión del Acto de Graduación del CUNEF en Madrid en junio de 2020