Por Jesús Alfaro Águila-Real

 

A propósito de Richard Wrangham, The Execution Hypothesis for the Evolution of A Morality of Fairness Etica & Politica / Ethics & Politics, XXIII, 2021, 2, pp. 261-282*

 

La hipótesis de la ejecución

La hipótesis de la ejecución es importante para los juristas porque permite dar cuenta de lo que es y para qué sirve el Derecho. El Derecho sostiene y promueve la cooperación y, entre las formas en las que lo hace, se incluye la resolución de conflictos y el castigo del que se salta las normas sociales que determinan lo que está «bien» y lo que está «mal». Wrangham la expone como sigue

«Hace entre 400.000 y 300.000 años surgió una dinámica social transformadora. En virtud de una versión más sofisticada del lenguaje que la que existía anteriormente, los machos subordinados («machos beta») fueron capaces de conspirar de tal manera que podían matar de manera segura y deliberada al alfa de su grupo. La agresión letal se volvió así poco arriesgada, de manera que los varones con tendencias dominantes fueron sistemáticamente asesinados incluso cuando eran parientes cercanos de los conspiradores. La práctica sistemática del tiranicidio eliminó el rol de macho alfa y creó un nuevo estilo de jerarquía de dominación (una «jerarquía de dominación inversa«) de modo que la alianza de machos beta se convirtió en el poder dominante en la tribu. Como era predecible que aquellos que intentaran comportarse como machos alfa morirían, la selección comenzó a actuar contra los comportamientos especialmente acendrados en los machos alfa, esto es, contra la agresión reactiva. El aumento resultante en la docilidad fue acompañado por la evolución de numerosas características de anatomía, fisiología y cognición que ocurren en otras especies domesticadas o autodomesticadas, y convirtió al H. heidelbergensis en un humano autodomesticado, H. sapiens.

En las siguientes ~ 12,000 generaciones desde entonces hasta el presente, la agresión interpersonal en el  seno del grupo disminuyó cada vez más… y la cooperación entre los miembros aumentó. Y, dentro de la coalición masculina… la amenaza de ser asesinado por ser demasiado agresivo significó que las relaciones… se volvieron estrictamente igualitarias. Otras relaciones sociales también cambiaron en este momento. En el nuevo sistema, cada grupo formaba parte de una red lingüística de quizás diez o más grupos. A juzgar por los patrones contemporáneos, los grupos generalmente tenían relaciones pacíficas con otros que hablaban el mismo idioma, pero las relaciones con personas que hablaban un idioma diferente habrían sido tensas u hostiles.

La hipótesis de la ejecución pretende explicar por qué el sistema moral humano contiene las siguientes características, (únicas en la Naturaleza) 1. Normas sociales que valoran las conductas como «buenas» y «malas» (correctas e incorrectas moralmente). 2. Los individuos tienden a valorar en términos morales muchos comportamientos sociales. 3. Los infractores de las normas sociales son castigados con sanciones aprobadas colectivamente. 4. Los individuos tienden a ajustarse a las normas, incluso cuando al hacerlo, incurren en costos personales (como infligirse daños a sí mismos o a sus familiares). 5. Las normas morales tienden a favorecer los intereses de los varones.

Las primeras cuatro características, explican por qué las emociones humanas evolucionadas hacen que los agentes tiendan a actuar moralmente. Brevemente, los individuos nacen en comunidades en las que ciertos actos de comportamiento se clasifican socialmente como buenos o malos, y en los que los actos malos reciben una sanción o castigo. Los miembros del grupo crecen aprendiendo lo que se considera bueno o malo y están emocionalmente preparados con una tendencia a ajustarse a las normas del grupo.

La hipótesis de la ejecución afirma que el sistema moral humano surgió de la dinámica política masculina de una manera que benefició a los hombres que pertenecen a una coalición poderosa más de lo que benefició a otros miembros del grupo. Esta reconstrucción evolutiva se complementa intrigantemente con la observación de que una característica universal de la sociedad humana es la presencia de instituciones que tienen grandes influencias en las normas morales, especialmente el Derecho y y la religión, que están organizadas principalmente por hombres y que a menudo favorecen los intereses masculinos más que los intereses femeninos»

 Es decir, que en opinión de Wrangham la tesis de la ejecución explica por qué todas las sociedades humanas son patriarcales políticamente hablando (en lo que se refiere a los asuntos colectivos, no necesariamente igual en lo que se refiere a los asuntos privados o domésticos de cada familia) y por qué las instituciones culturales más relevantes son también patriarcales. Que estamos en el ámbito de lo ‘político’ se refleja en que la moralidad que se implanta por la coalición igualitaria de machos beta es «la moralidad de la justicia», esto es, se relaciona con respuestas psicológicas como la responsabilidad, la obligación y el deber, «en lugar de la moralidad de la simpatía (relacionada con la compasión, la preocupación y la benevolencia)».

Y la presión selectiva a favor de «los intereses compartidos de los varones» era muy intensa porque si la coalición podía matar al macho alfa, podía matar a cualquiera con lo que la coalición dominante adquirió un poder -colectivo- sobre la vida y la muerte de todos los miembros del grupo. En muchos casos, los intereses del grupo dominante de varones y los intereses generales de la banda o tribu coincidían. Por ejemplo, sancionar al que no cooperaba en las tareas que habían de hacerse colectivamente (caza, construcción…) Pero en otros casos, no. Singularmente, la coalición dominante tenía incentivos para discriminar y someter a los miembros de la tribu que no eran «varones adultos», o sea, a las mujeres, a los niños, a los ancianos y, naturalmente, a los extraños.

El poder de la coalición era tan abrumador que

«condujo a la evolución de un comportamiento antisocial e inconformista reducido, y a una mayor prosocialidad y cooperación. Las emociones morales evolucionaron en consecuencia. Los sentimientos demostrativos de culpa o vergüenza ayudaron a proteger a inocentes de las acusaciones de que habían violado las normas del grupo. La sensibilidad a las percepciones de los demás ayudó a promover una buena reputación… Se creó una presión selectiva a favor no solo de la autodomesticación sino también de una psicología moral. La lógica que «explica a un observador por qué el agente siente que tiene que hacer este acto moral es, en consecuencia, que sus emociones morales han evolucionado para mantener una buena reputación como miembro cumplidor de su grupo. Los cuatro componentes clave enumerados anteriormente son las normas grupales, un sentido del bien y del mal, el castigo de los malhechores y el conformismo generado por una combinación del ejercicio del poder de coalición por parte de los hombres mayores y el comportamiento de autoprotección de todos los miembros del grupo»

A diferencia de los humanos, en las sociedades de otros primates el ‘gobierno’ se decide según un principio de jerarquía en la cúspide de la cual está el macho alfa. ¿Por qué? Porque en los animales sociales, en principio, los conflictos son interindividuales de manera que el «mejor luchador individual» acaba convirtiéndose en el macho alfa. Esa forma de resolver los conflictos no es la que produce la evolución si la tesis de la ejecución es correcta. Si

a) en lugar del macho alfa hay en la cúspide social un colectivo que,

b) además, comprende a todos los varones adultos (o sea, una parte muy importante en términos numéricos de la totalidad del grupo) y

c) las relaciones entre los miembros de la coalición gobernante son igualitarias,

es razonable deducir que los conflictos en el seno de ese grupo se decidan de acuerdo con reglas sociales que establezcan qué conductas son aceptables y cuáles no, esto es, reglas «que recompensan a los defensores del sistema moral y castigan a quienes cometen infracciones o violaciones de las normas». 

 

Las sociedades humanas son patriarcales

La última parte del trabajo se dedica a explicar más detalladamente por qué la tesis de la ejecución del macho alfa y su sustitución por una coalición de machos beta generó una sociedad patriarcal. Todas las sociedades humanas a pequeña escala conocidas son patriarcales. Esta conclusión tiene un gran valor porque, hasta ahora, nadie había explicado por qué la moralidad es «machista» o por qué los valores morales están sesgados a favor de los varones. No creo que Wrangham tenga razón en los detalles, pero sí en la tesis básica. Por ejemplo, tiene razón en que la libertad de actuación ‘impune’ de los varones es mayor que la de las mujeres y que, normalmente, un hombre no está sometido a otro, pero una mujer suele estar sometida a un varón (su padre o su marido o, a falta de ambos, su hermano) en las sociedades tradicionales; que herir físicamente a otro hombre es inmoral pero hacerlo con una mujer, no, o al menos no necesariamente.

Pero no tiene razón en que los antropólogos y psicólogos evolutivos no se hayan descrito las diferencias entre sexos que afectan a la cooperación. P. ej., es sabido que los hombres son mucho más «coalicionales» que las mujeres. Los hombres se enfadan menos y por menos tiempo cuando un miembro de su cuadrilla les falta al respeto o les traiciona etc.

Tiene razón en que los beneficios para los demás machos de la desaparición de la ‘posición’ del macho alfa son muy superiores a los beneficios que reciben las mujeres. La respuesta a esa pregunta depende de «cuánta agresión habrían recibido las hembras del alfa, lo cual se desconoce. Un alfa Homo no necesariamente se habría comportado con las hembras de una manera dominante». En los gorilas, – nos dice – la dominación del macho alfa sobre las hembras es total pero el nivel de agresión hacia ellas es «en la mayor parte de los casos de leve a moderada, y la coerción sexual es mínima«. Pero, en cambio, en los grupos en los que no hay un macho alfa, y donde «las hembras se aparean con múltiples machos, la tasa de agresión de los machos hacia las hembras puede ser alta».

O sea que un cambio de ‘gobierno’ del grupo pasando de la ‘tiranía’ a la ‘oligarquía’ puede perjudicar el status de los ‘súbditos’ que no tienen posibilidad de acceder a formar parte de la oligarquía gobernante y no mejorar la situación de los súbditos en las relaciones privadas, esto es, en las no-políticas. Y añade el autor que, incluso en las instituciones – derecho y religión – que en las sociedades humanas actuales permiten la participación de las mujeres, éstas nunca ocupan una posición mayoritaria y siempre una posición subordinada respecto de cuestiones como «quién se comer los mejores bocados; qué castigos se imponen por violación de las normas sexuales; quién hereda o quién puede imponer el castigo a otro»

¿Qué explica las tendencias patriarcales del Homo Sapiens contemporáneo? Wrangham da dos posibilidades

1. Inercia evolutiva: «podría ser un sistema anteriormente adaptativo que ahora, debido a circunstancias cambiadas, no es adaptativo pero se mantiene debido a tendencias psicológicas que ya no se ajustan bien a las circunstancias actuale

2. Alternativamente, si la razón central de la evolución de la moralidad fuera restringir la agresión dominante de los hombres egoístas, la misma lógica antigua aún podría aplicarse.

«La agresión reactiva masculina aparentemente ha sido continuamente seleccionada durante al menos 300.000 años, pero incluso ahora, en todas las sociedades, la violencia masculina sigue siendo un problema que debe ser controlado, y es mucho más un problema social que la violencia femenina. Los machos humanos… ya no son simplemente tiranos que actúan al estilo de un apha H. heidelbergensis o gran simio; ahora bien, también pueden ser miembros de una coalición amenazadora.

… A pesar de que, en muchos sentidos, las mujeres sufren peor la violencia masculina que los hombres, los individuos que tienen más que ganar al evitar que los hombres sean violentos son posiblemente otros hombres, ya que ellos, no las mujeres, son los competidores por la aptitud genética. Esto sugiere que incluso hoy en día, los aspectos patriarcales del sistema moral son impulsados por los esfuerzos masculinos para competir por el poder con otros hombres de su propio grupo».

Al margen del gobierno patriarcal de las sociedades humanas, la tesis de la ejecución explica bien muchos otros aspectos básicos de las formas de gobierno históricas. Por ejemplo, la idea que han expresado muchos filósofos y politólogos sobre que son las coaliciones entre grupos dentro de las élites sociales las que sostienen gobiernos y la ruptura y enfrentamiento entre esas élites lo que determina los cambios de gobierno.

«Los machos humanos casi nunca son alfas en el sentido de primates. Los reyes, emperadores, presidentes, etc. a veces se llaman informalmente machos alfa, pero esos individuos difieren de los alfas no humanos porque no ganan su liderazgo luchando personalmente contra todos los retadores. Son, más bien, líderes de alianzas; Su destino depende de la habilidad de su coalición y de si su coalición mantiene su apoyo. Esta es la razón por la cual el término «jerarquía de dominación inversa» es una descripción adecuada del sistema humano: cada miembro de la alianza está sujeto a ser dominado por sus aliados (Boehm)»

También permite criticar la tesis de Alexander según la cual

«lo más relevante evolutivamente fue la competencia intergrupos en la que triunfarían los grupos con más capacidad de coordinarse gracias a la vigencia de las reglas morales en su seno («most cooperative and loyal»)».

Wrangham dice que es compatible esta tesis con la de la ejecución, pero que la de Alexander no explica cómo y cuándo surgió la moralidad ni cuándo la guerra entre grupos humanos alcanzó la intensidad suficiente como para constituir una presión selectiva en favor de los grupos cuyos miembros cooperaban más. Más bien, la comparación con los chimpancés sugiere que su «selective significance was not exceptional». Además, la tesis de Alexander no explica por qué no era racional para los individuos hacer free riding en el esfuerzo bélico de los otros. Por otro lado, la tesis de Alexander parece claramente aplicable a los grupos humanos desde la aparición de la agricultura. Y concluye Wrangham que Alexander habría estado de acuerdo con la tesis de la ejecución del macho alfa como explicativa de la presión selectiva hacia la conformidad con las normas dictadas por la coalición de machos beta: ¿por qué habría de actuar moralmente – conforme con la norma moral – un miembro de un grupo?

«De acuerdo con ambos enfoques, la respuesta sería que el agente debería seguir la regla moral a menos que pueda estar seguro de escapar de los costos potenciales de un acto más egoísta; Y la respuesta final es que las emociones morales del agente han evolucionado bajo la selección social de maneras que tienden a beneficiar al agente cuando está en el ojo público induciéndole al comportamiento conformista o adecuado a la norma

Y repite que la tesis de la guerra como presión selectiva no explica cómo pudo desaparecer la violencia propia de los machos alfa, mientras que la tesis de la ejecución explica el contenido de las normas morales que son comunes a las sociedades de pequeña escala de cazadores-recolectores tales como la obligación de compartir la comida igualitariamente, la cooperación en la captura de alimento, etc

 

Lecciones para el concepto y función del Derecho 

Aquí es donde la tesis de Wrangham – Boehm se pone más interesante para los juristas. Atribuir el origen de las reglas (y las emociones psicológicas) morales a la ejecución sistemática de los machos alfa y la ‘formación’ de una coalición de gobierno de los varones constriñe el tipo y contenido de las normas que tal coalición puede ‘poner en vigor‘. No puedo desarrollarlo aquí y lo dejaré sólo apuntado: lo esencial es que el hecho de que las normas sociales de un grupo se produzcan y apliquen colectivamente condiciona en buena medida su contenido y su evolución. El Derecho tal como lo inventa Occidente, se explica en sus características fundamentales bastante bien a partir de la tesis de la ejecución (no puedo explicar por qué el Derecho no evolucionó de forma semejante en el resto del mundo).

¿Por qué la hipótesis de la ejecución explica razonablemente bien las características del Derecho? Porque las normas sobre las que se podría poner de acuerdo (supongo que las relaciones entre los miembros de la coalición son pacíficas) una coalición amplia de los varones de un grupo social humano habrán de ser generales, igualitarias y susceptibles de mejora – abiertas al cambio – mediante la deliberación, no racional, pero sí argumentativa. Habrán de ser generales – ninguno aceptará que alguno de los miembros de la coalición quede exento de su cumplimiento -; habrán de aplicarse a todos los miembros por igual – ninguno aceptará que los castigos sean más severos para él que para otro miembro de la coalición pero aceptará diferencias de trato justificadas -; tenderán a la especialización, esto es, a establecer normas específicas para los nuevos fenómenos o conductas sociales, y con ello el conjunto de lo normado tenderá a abarcar toda la vida social (el Derecho es ‘totalitario‘); tenderán a la sistematicidad, esto es, a la coherencia entre unas y otras normas, ya que la referencia a unas u otras normas servirá de base para argumentar la aplicación de una norma o de otra a un ‘caso’ concreto y favorecerán a los que tengan más memoria o habilidades persuasivas puesto que, en muchos casos, la norma aplicable se ‘inventará’ sobre la marcha. Pero, sobre todo, el contenido de las normas habrá de ser ‘justo’ porque sólo normas ‘justas’ pueden ser aceptables por todos los miembros de la coalición gobernante. De ahí a medir la ‘validez’ de una norma según su contenido de justicia hay un paso relativamente corto y también es corto el que hay hacia la crítica de las normas ‘vigentes’ según criterios de justicia más exigentes.

Y, lo que me parece más importante, y en esto, la referencia de Wrangham a que esas normas habrán de ser necesariamente patriarcales es especialmente interesante, aunque los incentivos de los miembros de la coalición gobernante les deben llevar a acaparar para sí los beneficios y a discriminar y explotar a los no miembros (repito, las mujeres, los niños y los extranjeros), la ‘lógica’ de un sistema de normas sociales que se producen colectivamente entre sujetos iguales entre sí y recurriendo a la comunicación – persuasión conducirá, en el largo plazo, a la inclusión en la ‘coalición de gobierno’ a los grupos primigeniamente excluidos, esto es, fundamentalmente a las mujeres. No es extraño que haya sido Occidente, la cuna del Derecho tal como lo conocemos, también la cuna de los derechos de la mujer y de la igualdad de sexos. Naturalmente, se necesitan muchísimos años para tal evolución porque la coalición de varones es muy hábil justificando culturalmente la discriminación de la mujer y porque las diferencias físicas y psicológicas entre hombres y mujeres son obvias y muy importantes. Pero no cabe esperar que ni los hombres ni las mujeres hayan internalizado psicológicamente la discriminación y sometimiento de la mujer. Por un lado, como se ha visto, los privilegios patriarcales afectan, sobre todo, a la política, a la vida colectiva del grupo, pero no tanto a la vida familiar donde la posición dominante puede tenerla más fácilmente la mujer. Además, el grado de parentesco entre un padre y su hija o entre un hijo y su madre es idéntico al que tiene con su hijo o con su padre. Esta equidistancia genética entre parientes con independencia del sexo debería favorecer la evolución de las normas en el sentido de reducir su contenido favorable a los hombres. Por no hablar de la manipulación de los hombres por parte de las mujeres como ‘selectoras’ sexuales’. Las mujeres ‘premiarán’ a los miembros varones de la coalición gobernante que favorezcan sus intereses lo que ‘seleccionará’, probablemente, a varones suavemente patriarcales, o, en los términos de los estudiosos, varones que desplieguen un «paternalismo protector«. Y por no hablar tampoco de la capacidad de acción colectiva de las mujeres.

Pero ya vale de especulación sobre lo que uno sabe muy poco. Terminaré con algo sobre lo que uno sabe algo más. Obsérvese que un macho alfa no produce normas. No lo necesita. Captura o arrebata lo que desea y castiga al que se opone. El gobierno del macho alfa es, en la jurisprudencia medieval, el gobierno de los hombres (de la voluntad de un hombre), no de las leyes. Pero cuando al frente del gobierno se pone una coalición amplia, el gobierno de las leyes se hace inevitable.


* En una entrada reciente en el blog Derecho Mercantil he resumido el trabajo de Richard Wrangham en el que expone la que llama «hipótesis de la ejecución» (y en esta del Almacén he resumido su libro sobre la domesticación del hombre y en esta y esta  he resumido trabajos de Boehm que es el que sostuvo originalmente la tesis que ha elaborado y desarrollado Wrangham